Los miembros de las iglesias evangélicas y de católicas de Honduras durante la pandemia del coronavirus se preguntan dónde están sus guías espirituales? Es la pregunta que se hacen sus miembros porque desde hace varios años muchos de éstos líderes de la fe cristiana están formando parte del gobierno y sus ideas no están de parte de los desprotegidos.
Los sacerdotes son una minoría en la formación de las comisiones que a menudo integra el gobierno, las homilías de los domingos de la máxima autoridad de la feligresía católica son cuestionadas por la oposición porque sostienen que no está del lado de los pobres, mientras los pastores evangélicos se convirtieron en indispensables en la integración de estos organismos y sus actuaciones no tuvieron los resultados esperados.
Las redes sociales hondureñas se volvieron incendiarias y algunos periodistas se convirtieron en abanderados y voceros de los cinturones de miseria en un país que tardará años en superar la tragedia del virus del coronavirus, tanto en lo social y económico.
Es tanto la falta de credibilidad en los líderes evangélicos y católicos en Honduras, primero una televisora organizó caravanas por barrios y colonias y fue una decepción porque la afluencia fue ráquítica que los editores de la televisora se auxiliaron de trucos para que las imágenes ocultaran la falta seguidores.
Mientras en la grey católica hondureña sólo escucha la voz del sacerdote Ismael Moreno Coto conocido como "Padre Melo" unido a unos pocos colegas que son una voz en el de decierto enfrentando al gobierno exigiendo justicia para los pobres y que se actúe en contra de los supuestos responsables de los casos de corrupción que a diario denuncia el Consejo Nacional Anticorrupción.
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