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jueves, 10 de julio de 2014

ALEMANIA TIENE CON DEPRESION A BRASILEÑOS.

El Diario El País de España publico en su edición del jueves 10 de julio una radiografia de lo que es Brasil un día después de la humillación que le propino la maquina de la Selección de Alemania:


"El país vive como una humillación la histórica goleada en el Mundial de fútbol.

PRENSA ESCRITA BRASILEÑA DESTACAN DERROTA ANTE ALEMANIA (EVARISTO SA (AFP)
En la cafetería de la esquina de un barrio corriente de Sao Paulo cercana a la parada de metro de Pinheiros, un policía cabizbajo sentado en la barra charlaba con un jubilado aún más cabizbajo bajo la mirada de un camarero silencioso y todavía más deprimido. Entonces el jubilado, dio un manotazo al bollo y masculló, para que le oyera el policía:
-Ojalá nos hubiera eliminado Chile en los penaltis. Ojalá.
Brasil se ha despertado incrédulo, triste, noqueado, inmerso aún en la niebla tóxica de la pesadilla del 7-1, en sus funestas consecuencias. Un comentarista radiofónico muy madrugador de la emisora CBN hablaba de la falta de táctica futbolística del equipo de Scolari. Pero un segundo comentarista, media hora después, aludió a que la aplastante derrota, según él, despertará otra vez el complejo de inferioridad del brasileño y le devuelve ya por lo pronto a una realidad llena de problemas de la que ha escapado durante el mes largo que ha durado la selección en el Mundial.
En la misma noche de la goleada hubo incidentes, en Sao Paulo, Río y otras grandes ciudades brasileñas, que más respondían a un vandalismo incontrolado que a un movimiento organizado de protestas: peleas, incendios de autobuses, saqueos de tiendas…. El amanecer trajo una calma triste y compungida, como la que se respiraba en la cafetería del policía y el jubilado. Las camisetas amarillas desparecieron de golpe. Todos los que la lucían orgullosamente el día anterior las guardaron en casa.
La mayoría de los periódicos (sus portadas aparecen llenas de “humillación”, “vejamen”, “vergüenza”), especula con la posible influencia que puede tener este marcador increíble en las próximas elecciones de octubre. Todos los expertos coinciden en recordar que nunca el resultado del Mundial ha influido en las urnas, y eso que los campeonatos del Mundo coinciden, desde 1994, cada cuatro años, con las elecciones generales brasileñas. Pero esos mismos expertos también recuerdan que nunca Brasil ha sufrido una derrota tan aplastante, tan demoledora, con un potencial simbólico comparable –tal vez mayor- a la del Maracaná en 1950. “Sólo hemos superado el trauma de 1950 con otro mayor”, resumía un seguidor de Facebook. Lo del trauma no es una frase hecha: los periódicos aportan consejos de psiquiatras y psicólogos para que la goleada no afecte demasiado a los niños.
Tampoco se sabe aún hasta qué punto la derrota alentará de nuevo las protestas y manifestaciones que quedaron narcotizadas en cuanto la pelota comenzó a rodar y que, hace un año, sacudieron el país entero pidiendo menos gastos en estadios de fútbol, y más en servicios públicos para tener mejores transportes, mejores escuelas y mejores hospitales. Según la prensa brasileña, los asesores de la presidenta Dilma Rousseff y los miembros de su Gobierno están atónitos, a la expectativa, sin saber cómo irá a reaccionar el electorado ante este aluvión de goles y de decepción, si se traducirá en una sequía de votos en unos comicios que ya de por sí se presentan muy disputados. Por lo pronto, la presidenta ya envió, a través de su cuenta de twitter, un mensaje de ánimo: “Estoy muy triste por la derrota. Pero no nos podemos abatir. Brasil, levántate, sacúdete el polvo y ponte en pie de nuevo.”
“Que no haya dudas. Esto influirá en los sondeos y Dilma Rousseff bajará. La gente ahora la toma con el entrenador Scolari, pero pronto transferirá esa frustración a Rousseff”, asegura el sociólogo especialista en deportes Flavio de Campos. Este experto recuerda que durante el partido, el público pasó, casi sin solución de continuidad, de insultar al criticado delantero Fred a dirigirse a la presidenta. Y añade una particularidad del pueblo brasileño que hoy se muestra en carne viva: la identificación de la esencia del país con el fútbol. “Siempre esperamos que los futbolistas de la selección encarnen la fuerza, la virtud y la creatividad que no encontramos en otros espacios sociales”.
Tal vez por eso, según algunos, la derrota histórica que ha infligido Alemania a Brasil sirva de vacuna, de curativo. Así lo asegura el editorial de A Folha de S. Paulo : “El partido tal vez implique que se acabe con una época en la que país y estadio, hinchada y pueblo y nación y selección han sido vistos como la misma cosa (…) Tal vez se pueda decir ahora que Brasil es mayor que su fútbol”.
En una carta al director del mismo periódico, Albino Marcones, de Sao Paulo es más tajante: “Se acabó la euforia. Vamos a cuidar de la economía, a hacer que este país vuelva a andar. Basta de emoción. Vamos a arreglar la inflación. Despierta a la realidad, Brasil”.

miércoles, 9 de julio de 2014

EL MINEIRAZO.



DIARIO MARCA DE ESPAÑA PUBLICO UN ARTICULO QUE EN ESTE SITIO SE REPRODUCE DE MANERA INTEGRA:
"La derrota marcará de por vida a los jugadores brasileños
El Mineirazo supera al Maracanazo
Miguel Ángel Lara Belo Horizonte
09/07/14 - 07:47
El Maracanazo se quedó ayer en nada, fue destrozado por Alemania de una manera que nadie podía imaginar. 23.368 días habían pasado desde que el 16 de julio de 1950 Uruguay escribiera la página más negra de la historia de la selección brasileña.
Ayer, en Belo Horizonte, en solo 28 minutos de partido, los jugadores marcados a fuego durante décadas por aquella derrota que les privó del Mundial encontraron descanso. El 0-5 con el que los alemanes silenciaron a todo Brasil en menos de media hora de juego es ya la mayor afrenta sufrida por la cinco veces campeona del mundo.
EN EL ESTADIO AFICIONADOS LLORARON POR LA HULLICION DE 7-1
Luiz Felipe Scolari, que solo había perdido un partido en casa (un amistoso en 2002 con Paraguay el día que Brasil celebraba el Penta en casa), se convierte en el seleccionador que llevará durante mucho tiempo, si no para siempre, la marca de la peor derrota de Brasil en casa. 
Lo de ayer no tiene precedentes. Había que viajar en el tiempo al 15 de enero de 1939 para encontrar la que era la peor derrota de Brasil en casa, un 1- 5 en el Sao Januario de Río de Janeiro. 
AFICIONADOS OBSERVAN EL PARTIDO EN SAO PAULO(FOTO AP)
Después dos veces cayó por 0-3 con Argentina en Sao Paulo y desde que Inglaterra ganara en 1984 0-2 en Maracaná nadie había ganado en Brasil por más de dos goles. Y todas esas derrotas llegaron en partidos amistosos.
La de ayer es la mayor derrota de Brasil en un partido oficial, una humillación que marcará para siempre la historia del país en el que el fútbol es religión y en el que cada partido de su selección desde 1914 se convierte en un acontecimiento que lo paraliza todo.
PORTADA DE DIARIO EBOLA/BRASIL
El silencio que se apoderó del Mineirao de tal manera que todo el mundo sabía que estaba mirando a la historia cara a cara. Si ante Uruguay en 1950 Brasil sufrió una derrota agónica, un 1-2 en el que estaba a un tanto de ser campeona del mundo, ayer Alemania aplastó de tal manera a la Seleçao que lo ocurrido en Belo Horizonte se convierte, a partir de hoy, en un antes y un después en la historia no ya de los Mundiales, sino del fútbol.
El maltrato alemán a Brasil fue tal que parecía que más que jugar ante un equipo cinco veces campeón del mundo los alemanes lo estaban haciendo contra uno de esos rivales diminutos que aparecen en las fases de clasificación. La pitada con la que fue recibida Brasil a la vuelta resumía el sentir de la afición más ganadora del mundo. Enfado, lágrimas, silencio y un resultado para la leyenda.
Fred, el nuevo Barbosa
La segunda parte no hizo más que aumentar la herida. Asimilada ya la eliminación y el aplastamiento al que estaba siendo sometida su selección, el público brasileño comenzó a señalar culpables.
Si de 1950 salió marcado de por vida el portero Barbosa, al que la gente señalaba por la calle como el hombre que hizo llorar a todo Brasil o que cuando entraba a una tienda la gente se iba, del Mineirazo el gran dañado fue Fred. Cuestionado durante todo el Mundial, el del Fluminense fue el foco de las iras («Fred, Fred veta a tomar por...», cantaba sin parar la grada a un jugador que es del estado de Minas Gerais).
Y, a partir de hoy, será el jugador más marcado de una debacle colectiva y que pagaron todos con la bronca final cuando se juntaron en el centro del campo al acabar el partido. No había perdón. Y no lo habrá con el tiempo"

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