De “doctor dengue a doctor Covid19”: un fragmento de la historia de Carlos Umaña

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Foto: Radio Cadena Voces

Por Danelia Bueso, periodista del CESPAD

Sus incesantes críticas al manejo que el gobierno de Honduras ha hecho de la pandemia, al igual que los consejos y regaños que da a la población cada vez que es entrevistado en los medios de comunicación, lo han convertido en una celebridad en el campo de la Salud. Este médico “sampedrano”, conocido en su ciudad como “doctor dengue”, dice que es amante de la lectura y que no descarta escribir sus experiencias vividas. Les invitamos a conocer interioridades de la vida de Carlos Umaña, un anestesiólogo en “primera fila” en la lucha contra el Covid19.

¡Nadie le creía y nadie se preparó!

Desde que el virus apareció en Asia, Umaña comenzó a darle seguimiento a su evolución. Nadie entendía en aquel momento lo que él veía venir. “Muchos creían que no llegaría a América y menos a Honduras”, dice el también presidente de la Asociación de Médicos del Instituto Hondureño de Seguridad Social del norte de Honduras, en una entrevista concedida al equipo periodístico del CESPAD.

“Pero lo que me sorprendió fue que los gobiernos no se prepararon. Lo más delicado es que Honduras no se preparó”, insiste en decir, mientras respira hondo, como ejercicio para liberar la adrenalina que lleva dentro y evitar que esta nueva experiencia le dé miedo.

Espera equivocarse. Sin embargo, la desobediencia y la persistencia de las y los hondureños por “andar en la calle”, hacen que Umaña tema que Honduras se convierta en una Guayaquil, porque en el país todavía no se llega al punto de “gravedad”, dice, haciendo alusión a la ciudad ecuatoriana en donde ha habido tantos contagios de coronavirus e imágenes mostrando cadáveres tirados hasta en las aceras de los barrios. “Es lo que al final les va a pasar factura. No es que sea catastrófico en mis análisis, pero me espero en Honduras una Guayaquil y es porque he andado en la calle y tanto la gente en San Pedro Sula y Tegucigalpa, toma esto como días normales”, insiste en afirmar.

Como siempre apunta en sus apariciones públicas, Umaña cree que el país está en punto de no retorno y en medio de una situación compleja, por eso se prepara psicológicamente para evitar que la depresión lo haga presa. “Se actúa mal, se actúa con miedo», dice.

Para el Presidente de los médicos del Seguro Social en la ciudad industrial, la lucha no es solo contra el virus, también lo es para contrarrestar la incredulidad de la gente y la estigmatización que se hace del personal de Salud del país. «Hay una idea equivocada que se cree que el personal de salud los va a contagiar. La población ha llegado a ver al personal con uniforme y les genera rechazo”, sostiene, mientras hace gala de que en su caso es distinto porque la gente lo reconoce, lo encuentran y hasta los saludan. “Algunos hasta fotos se quieren tomar conmigo”, dicen, mientras agrega, “a veces parezco futbolista o artista y me toman fotos, pero hay colegas a los que se les quedan viendo feo. A algunos hasta los fumigan para entrar a diferentes establecimientos. Esa estigmatización debe cambiar”.

“Mi miedo es llevar el virus a mí casa”

Este anestesiólogo se mentaliza a diario para hacerle frente a una enfermedad que continua siendo bastante desconocida. El Coronavirus, incluso, le ha obligado a imponer sus propios protocolos de bioseguridad, porque si hay un temor que lo paraliza es imaginar que un día, al llegar a su casa, contagie a su esposa y a su hijo.

Y es que desde hace más de dos meses Carlos Umaña sale de su jornada de trabajo, en el Seguro Social, siguiendo paso a paso el protocolo que ha establecido al llegar a su hogar. «En el pasillo me desnudo, dejo la ropa, me quito zapatos y así entro al baño. Al principio lo miraban raro, pero mi esposa y mi hijo ya se acostumbraron. Mi hijo estudia medicina y él sabe que esto es así».

Foto: Radio Progreso

La lucha de este hombre por generar consciencia no es nueva ni reciente. El dengue, antes que el Covid19, fue su trinchera para hacer llamados de atención a la gente y a las autoridades porque el dengue también se ha cobrado la vida de decenas de hondureños. «Me llaman el doctor dengue. Soy el que más duro le ha dado al dengue; he hecho videos educativos, entonces desde ese entonces me cambió la vida porque soy líder del grupo de médicos”, dice.

Los últimos dos años le han transformado su ritmo de vida, “porque pasé de la parte administrativa a lo gremial. Con todas esas responsabilidades mi vida me ha cambiado, pero sí le aseguro, no me lanzaré a la política, eso sí que no me gusta y menos cuando uno ve cómo se desarrolla en el país. Diputado jamás, no me gusta, ni a mi familia tampoco. Yo lo que quiero es volver un día a mi vida normal, a pasar mi vida con mi familia, dedicarles tiempo y pido a Dios sobrevivir y no contaminar a nadie». Ese es el temor más grande que como profesional siente, por eso siempre tiene presente que es él, el primer sospechoso de portar la enfermedad.

La muerte de Denis Murillo

El 31 de marzo del 2020 fue uno de sus más dolorosos días. A Umaña le caló hondo la muerte de la doctora Denisse Murillo, una de las primeras víctimas a causa del coronavirus en San Pedro Sula. «Fue un día muy triste para mí porque era una colega, una amiga que falleció. La impotencia entonces se apodera de uno, porque quisiera tener todo para salvar las vidas de tantas personas a las que el virus está matando. Eso es doloroso y nos llenamos de impotencia», narró.

Umaña está consciente que esta enfermedad pude contagiar y provocar la muerte de él y de muchos de sus colegas. “Eso lo he sabido y lo he visto”, dice. Sin embargo, darse cuenta que en el hospital Leonardo Martínez había fallecido su colega y amiga, le impactó muchísimo, al igual que el contagio que sufrió su también amigo y delegado del Colegio Médico de Honduras, de quien omitió su nombre.

Al hablar de esos episodios en su vida, el médico hace una pausa. Después de unos segundos, respira y  continúa. «Mire, cuando usted ve que la gente cercana se contamina, suma el temor, significa que le tocó a alguien cercano y entonces sólo dice ¡guau!, esto es cierto, sí me puede dar, sí me puedo contagiar».

“La fama no me marea”

Sin lugar a dudas, la pandemia ha llevado a Umaña a la fama. Desde que el 11 de marzo se lanzó la voz que alerta en el país, los seguidores de este médico en las redes sociales crecieron exponencialmente. También la audiencia en los medios tradicionales, que se detienen a verlo y escucharlo cada vez que es entrevistado.

Pero eso, asegura, no le marea y al contrario, ve en la fama una oportunidad para educar y generar más consciencia entre la población, del impacto de contraer el virus. «La gente me tiene de héroe, pero lo que soy es un líder, siempre lo he sido desde pequeño. Fui Presidente de curso; no busqué ni imaginé la fama. Mi afán es educar personas. Soy sincero, la fama trae consecuencias y todo esto también ha cambiado mi vida», asegura.

Foto: HRN

Pero así como este anestesiólogo ha ganado simpatías, también cuenta que lo rodean las envidias, el rechazo y que, incluso, ha llegado a ser cuestionado por su manera de ser. «He recibido amenazas; me las dejan en Facebook o en el teléfono. Lo que hago es que todos los días me encomiendo a la sangre de Cristo y no voy a parar de decir la verdad, de decir cómo cada hondureño debe cuidarse, ese es mi deber», dice con firmeza.

“En 50 páginas escribiré esta historia”

Aunque la pandemia le ha robado mucho de su tiempo libre, Carlos Umaña dice que es un amante de la lectura y en sus ratos fuera de su labor de médico, también escribe. «Me gusta educar y creo que si la memoria no me falla, escribiré todo lo bueno de esta pandemia, en lo que se falló y que también quede evidencia de quién hizo y quién no hizo las cosas bien”.

Agrega, “tal vez resuma en unas 50 páginas esta historia. Por ahora veo ¿qué fallo, qué fue lo bueno y malo?, porque esto se va a volver a repetir y es bueno que la humanidad entienda ¿en qué fallamos y en qué no fallamos? A esta pesadilla le falta un año. Ya hay 102 vacunas en estudio pero mientras no se venga una vacuna probada, no saldremos de esto».

Para este hombre, de 56 años de edad, es urgente decirle adiós a las aglomeraciones y dejar de pensar en fiestas. Mientras, en medio de la conversación expresa que no se imagina cómo serán de ahora en adelante, los vuelos en un avión.

Dios le da fuerzas para seguir adelante

Umaña afinca su fe en la fuerza divina que lo impulsa a no desmayar. «Soy católico, predicador autorizado por la iglesia. Oro con mis pacientes, oro todos los días con ellos. Creo en Dios y los milagros. La sabiduría viene de lo alto, así como Salomón recibió la sabiduría, todos los días me encomiendo a Dios para no meter la pata”.

Cada vez que este médico va a anestesiar a algún paciente, dice que pide a Dios que lo ilumine y lo conduzca. Está convencido que las plegarias que hace junto a ellos, les da sosiego. “Los pacientes piensan que no van a sobrevivir, sienten el peligro inminente de muerte, pero cuando hago una oración con ellos, eso les da tranquilidad, es el bálsamo del Señor que reciben. Entonces el paciente abandona esa sensación de muerte y con el apoyo y palabra que se les da, es como un sedante que los tranquiliza».

Umaña dice que seguirá con sus consejos y regaños a la población, y con los cuestionamientos a las autoridades hondureñas. También continuará orando cada día para que Dios tenga misericordia de los hondureños, incluyendo a todo el equipo de hombres y mujeres que están al frente, dándole la batalla al Covid19 en Honduras. (Publicado por CENTRO PARA LA DEMOCRACIA - CESPAD, en la sección Periodismo de Profundidad  publicado el 25 de mayo del 2020). 

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