EL SEMANARIO FIDES DE HONDURAS, REPRODUCE EN SU PAGINA DIGITAL UNA ENTREVISTA REALIZADA AL CARDENAL HONDUREÑO OSCAR ANDRES RODRIGUEZ MARADIAGA.

Entrevista
Cardenal Rodríguez Maradiaga: El hombre fuerte del Papa (y otros miembros de su equipo)
Tomado de http://www.finanzas.com
El Papa ha puesto en manos de este
arzobispo hondureño de 72 años una de las misiones más complejas y
espinosas de su pontificado. Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga coordina
desde hace meses el grupo de nueve cardenales que, a puerta cerrada,
ayudan al Santo Padre a reformar la curia. Sus deliberaciones no solo
tendrán enorme impacto en la estructura burocrática del Vaticano,
también en el futuro de la Iglesia. Hablamos con él.
No se arruga ante nadie. En su país,
Honduras, viaja con escolta por su lucha contra la corrupción y el
narcotráfico. Y una anécdota de los años noventa define su espíritu
montaraz. Recién nombrado presidente de un comité económico, padeció el
ninguneo de los tecnócratas. «No querían hablar conmigo. Decían
que los curas no sabemos economía. Me dije que eso no volvería a pasar y
me puse a estudiar economía por mi cuenta». Tanto estudió que Juan
Pablo II le encargó analizar la deuda del Tercer Mundo, y acabó
convirtiéndose en el azote del Banco Mundial y el Fondo Monetario
Internacional. Su nombre sonó dos veces como papable. Hoy es la mano derecha del Papa. Su guardaespaldas intelectual.
Salesiano de 72 años, el cardenal Óscar
Rodríguez Maradiaga es arzobispo de Tegucigalpa y presidente de Cáritas
Internationalis. Coordina el llamado C9, el consejo de nueve cardenales
que ayuda al Papa en la reforma de la curia. Cuenta así cómo nació la
idea. «En el último cónclave hubo mucho descontento por la
información que no le llegaba a Benedicto XVI. El escándalo de Vatileaks
sucedió porque el Papa estaba muy aislado. Surgió entre varios
cardenales el deseo de que hubiese otra fuente de información, un equipo
de cardenales de los cinco continentes que tuviesen acceso directo al
Papa sin pasar por el filtro de la Secretaría de Estado». El C9
funciona como una especie de consejo de administración de una gran
empresa, al margen de la burocracia vaticana. «El Papa es un flujo
volcánico de ideas», explica.
El C9 las canaliza. El objetivo es que el
gobierno de la Iglesia esté al cabo de la calle. Por eso se prefieren
los sínodos (multitudinarias asambleas de obispos) sobre temas de
actualidad, como la familia, antes que los conductos reglamentarios de
prefecturas y dicasterios. Es decir, grandes tormentas de ideas antes
que las intrigas de la curia. Apasionado de la música clásica,
Maradiaga toca el saxofón, el piano y la guitarra; e incluso dirigió una
orquesta en el seminario. Estudió Teología, Filosofía, Psicología
Clínica y Psicoterapia. Habla seis idiomas y tiene el título de piloto
de aviación. ¿Progresista? «Hay poderes a los que no les gusta que se
digan ciertas cosas sobre los pobres, sobre las consecuencias de la
globalización, sobre la idolatría del dinero, sobre el mercado
divinizado que se convierte en una verdadera esclavitud», declaró a La
Stampa. Hace unos meses publicó en España su último libro, Sin
ética no hay desarrollo (Narcea), en el que arremete contra la política
de austeridad. «La austeridad en sí no es una cosa mala», pero hoy, «por
la interpretación que se hace en ámbitos políticos y económicos, se ha
convertido en una palabrota». Y añade: «Ha provocado una aceleración de
la desigualdad con un aumento de la pobreza».
XLSemanal. Señor cardenal, ¿qué planes tiene el Papa para la Iglesia? ¿Nos los puede desvelar usted?
Óscar A. R. Maradiaga.
Estoy firmemente convencido de que la Iglesia está ante el umbral de una
nueva era. Exactamente igual que hace 50 años, cuando Juan XXIII hizo
abrir las puertas y ventanas de la Iglesia para dejar que entrara el
aire fresco. El Papa Francisco quiere llevar la Iglesia en la misma
dirección hacia la que el Espíritu Santo lo lleva a él: hacia una mayor
cercanía con las personas, no entronizado sobre ellas, sino vivo en
ellas. La Iglesia, conviene no olvidarlo, no es una institución creada
por los hombres, sino obra de Dios. La mano del Señor actuó durante la
elección que hicimos en marzo de 2013.
XL. Pero ¿qué puntos concretos persigue el Papa?
Ó.A.R.M. Sobre todo, que
el estilo de vida y de liderazgo en la jerarquía eclesiástica sea más
sencillo, empezando por los obispos y terminando por los sacerdotes. No
podemos quedarnos sentados en nuestros despachos y esperar a que la
gente venga a nosotros. Tenemos que ser nosotros los que vayamos a
ellos. Es una forma nueva de vernos. Aunque no, en realidad, no es nada
nueva. La encontramos en el mensaje de Jesús, pero se nos había
olvidado.
XL. ¿Eso significa dar prioridad a la acción pastoral?
Ó.A.R.M. Más acción
pastoral que doctrina, sí. La doctrina eclesiástica, la teología, es
algo que nos viene dado, pero tenemos que asegurarnos de que somos
capaces de llegar con ella a las gentes sencillas. Otra preocupación del
Papa es la misericordia, una forma distinta de atender al mundo,
especialmente a los que sufren.
XL. Usted habla de Iglesia «de la
misericordia», pero algunos la perciben como poco misericordiosa, por
ejemplo, con los divorciados que se vuelven a casar…
Ó.A.R.M. Sobre el
matrimonio, Cristo dijo: lo que Dios ha unido que no lo separe el
hombre. Es una frase clara y firme. Pero hay muchas formas de
interpretarla. Cuando se produce el fracaso de un matrimonio, podemos
preguntarnos por ejemplo: ¿realmente estaban los cónyuges unidos en
Dios? Es decir, hay mucho margen para una interpretación más profunda.
Pero lo que no se puede hacer es ir en la dirección de afirmar que lo
que hoy es blanco mañana es negro.
XL. En este sentido, el Papa ha encargado que se consulte a los católicos acerca de la familia, la moral sexual…
Ó.A.R.M. Cuando lo supe,
le pregunté al Sumo Pontífice: «¿Por qué otro sínodo sobre la familia?
Ya hicimos uno en 1980 y tenemos la hermosa exhortación apostólica
Familiaris consortio, de Juan Pablo II, de 1983».
XL. ¿Y qué le respondió el Papa Francisco?
Ó.A.R.M. Que ya han
pasado 30 años. Para la mayoría de las personas, la familia de entonces
ya no existe. Y es cierto: tenemos separaciones, tenemos familias
patchwork, muchos padres y madres solteros, fenómenos como las madres de
alquiler, matrimonios sin hijos. Tampoco hay que olvidarse de las
parejas del mismo sexo. En 1980 ni siquiera se podía intuir su
existencia. Todo esto exige respuestas, soluciones para el mundo de hoy.
Y no basta con decir: ya tenemos la doctrina tradicional.
Evidentemente, la doctrina tradicional perdurará, pero los retos
pastorales exigen respuestas acordes a los tiempos. Y estas respuestas
ya no vienen del autoritarismo y el moralismo. ¡No es una ‘nueva
evangelización’, no lo es, no!
XL. Su compañero el cardenal Gerhard
Ludwig Müller, en su condición de prefecto de la Congregación para la
Doctrina de la Fe, tiene un concepto más elevado de la autoridad de la
Iglesia y se muestra contrario a cualquier flexibilización…
Ó.A.R.M. [Ríe]. Lo he
leído. Y pensé: «De acuerdo, a lo mejor tienes razón, pero a lo mejor
no». Quiero decir que le entiendo: es alemán… sí, tengo que decirlo,
alemán; además, es profesor, un profesor alemán de Teología. En su
mentalidad solo existen lo correcto y lo equivocado, nada más. Pero yo
digo: «El mundo, hermano mío, el mundo no es así. Tienes que ser un poco
flexible cuando escuchas otras voces, debes serlo para no limitarte a
escucharlas y decir: ‘No, aquí hay una pared, un muro’». Creo que
llegará a entender otros puntos de vista.
XL. ¿Le ofrecerá su consejo?
Ó.A.R.M. Todavía no hemos hablado. Pero hablaremos, seguro.
XL. Con el Papa sí habla usted. ¿En qué
punto se encuentra la reforma estructural que el Sumo Pontífice espera
de la comisión que creó con usted y otros siete cardenales?
Ó.A.R.M. ¡Bien,
cambiemos de tema! Por supuesto que hay que transformar muchas cosas en
la Iglesia. El Papa lo sabe, yo lo sé, y el Colegio Cardenalicio también
era consciente de ello. Las estructuras están al servicio de las
personas, pero cuando el mundo cambia tan rápidamente también tienen que
hacerlo las estructuras de gobierno de la Iglesia, la curia. Es una
tarea compleja. Estamos en plena fase de debate, reuniendo consejos y
opiniones de expertos. Vamos paso a paso.
XL. La propia administración es el
enemigo natural de las reformas administrativas… ¿Está percibiendo usted
reservas u oposición por parte de la curia hacia su comisión?
Ó.A.R.M. Sí. Pero en la
curia también hay bastantes personas que nos dicen que las cosas no
pueden seguir como hasta ahora. La curia no es en absoluto un bloque
monolítico. De todas nuestras reflexiones surgirá un nuevo ordenamiento
de la curia, que sustituirá a la vigente constitución apostólica Pastor
Bonus de Juan Pablo II, del año 1988. Así que no se trata solo de una
modificación o una adaptación de este documento, sino de algo
completamente nuevo.
XL. ¿No teme que el Papa, con 77 años ya, no tenga tiempo suficiente para llevar a cabo todos estos cambios?
Ó.A.R.M. Creo que, por
un lado, ya hemos alcanzado un ‘punto de no retorno’. Por el otro, el
Papa tiene una energía que no deja de sorprenderme. ¿Sabe?, estuvimos
hablando antes del cónclave y me dijo: «Yo ya tengo preparada mi carta
de renuncia». Pero luego salió del cónclave elegido Papa y desde
entonces está como transformado.
XL. Se llegó a decir que tenía problemas pulmonares.
Ó.A.R.M. Aquello era
propaganda negativa con la que alguien del ‘círculo interno’ del
cónclave buscaba perjudicarlo. Una vez, mientras comíamos, me dirigí al
futuro Papa y le comenté que se decía que solo tenía un lóbulo pulmonar y
que su salud estaba debilitada. Se echó a reír: «¡Qué va! Tuve un
quiste. Me lo extirparon… y arreglado». Luego me pasé de mesa en mesa
diciendo: «¡Escuchad! Los que decís que Bergoglio solo tiene un pulmón
estáis equivocados».
XL. Su estrecha conexión con el Sumo
Pontífice hace que los católicos más conservadores lo definan como «un
consejero principal demasiado locuaz». A la comisión de la que usted
forma parte se la llama la ‘banda de los ocho’ de Bergoglio. Todo esto
es señal de una oposición bastante importante al nuevo Papa.
Ó.A.R.M. Importante
quizá, pero no muy numerosa. La mayoría de los católicos están con el
Papa. Su rival son las personas que no conocen la realidad. Por ejemplo,
en los círculos económicos de Estados Unidos hay un gran revuelo por
las críticas al capitalismo expresadas por el Sumo Sacerdote en su
encíclica. ¿Y quién dice que el capitalismo sea perfecto? ¿A quién ha
afectado la reciente crisis de los mercados? No a los países pobres,
sino a la rica Norteamérica, a la rica Europa. Y esta crisis no ha sido
una invención de la teología de la liberación ni tampoco consecuencia de
la llamada ‘opción por los pobres’. El que se equivoca es el que no
critica el capitalismo, no el Papa. Pero, mire, lo critican a él y se
escandalizan. Yo, por mi parte, simplemente intento hacerle caso a mi
conciencia. Francisco siempre ha sido coherente con sus llamamientos a
una Iglesia pobre y con su forma de vida, tanto cuando era sacerdote
jesuita como luego de arzobispo, o ahora como Papa.
XL. ¿Quiere decir que se opone a las
residencias episcopales opulentas o las bañeras de lujo, como la del
obispo alemán de Limburgo, apartado de su cargo por el Papa por sus
gastos suntuosos en la renovación de su residencia?
Ó.A.R.M. A las personas
que, como él o como yo, venimos de Latinoamérica nos cuesta aceptar esas
cosas. Una ducha, un inodoro… con eso basta. Al menos le basta a la
mayoría de la gente. Y al Papa también, ya sabe que es lo tiene en su
apartamento, unas dependencias con solo tres habitaciones. Me gustó
mucho una cosa que Francisco dijo en la festividad de Todos los Santos:
«Nunca he visto un camión de mudanzas detrás de un cortejo fúnebre».
La mano derecha
El Papa entendió enseguida que al
Vaticano le falta agilidad. La curia es mastodóntica: cientos de
cardenales, nueve congregaciones, tribunales… Difícil plantar la semilla
de cambio en un terreno tan yermo. Además, hay división entre
aperturistas liderados por Maradiaga e inmovilistas que cierran filas en
torno a Mueller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
La misión encomendada por el Papa a Maradiaga, al que le unen años de
amistad, no es tanto servir de pararrayos ante posibles intrigas como
tender puentes.
Y el Consejo de los nueve
De la necesidad de rodearse de un equipo
cercano surgió la idea del consejo, casi un gabinete ministerial, con
reuniones frecuentes (cada pocos meses) para lo que se estila en el
Vaticano. Las reuniones del C9 se desarrollan, según el cardenal
Monsengwo, «en libertad». Se le da la palabra a todos. Pero el Papa no
quiere discursos, sino discusiones y reflexiones. Y sobre todo escucha.
Llega el primero y no tiene reparos en pedir consejos o dar
indicaciones. Deja las cosas claras para que no haya que ‘adivinar’ sus
intenciones.
Sus cuatro hombres de confianza para…
-Cardenal George Pell
Prefecto de economía. Australiano, 73 años
Poner en orden las finanzas
Su misión: poner orden en las cuentas de
la Santa Sede. El Papa le ha pedido «transparencia y responsabilidad» y
lo ha convertido en un ‘superministro’ de Finanzas. Lo eligió porque es
un outsider que viene de Oceanía, sin lazos con los gestores anteriores.
Pell ya ha hecho aflorar con sus reformas cientos de millones de euros
que estaban fuera de los balances. En su severo plan de austeridad, solo
hay dos partidas intocables: la de la misión evangélica y la ayuda a
los pobres.
-Giovani Maria Vian
Director de “L´Observatore Romano”Italiano, 62 años
Ser testigo y contarlo
El Papa entendió desde el principio que
su presencia mediática era algo fundamental. Primero, para sentar las
bases de un nuevo estilo de gobierno, cercano a la calle. Y, segundo,
para argumentar y debatir las profundas reformas en las que se ha
embarcado. Y para ello necesitaba a un periodista ‘de la casa’ como
Vian, que dirige el diario del Vaticano y, además, es historiador. El
Papa se lo ganó enseguida. Y para un periodista no hay nada más
excitante que ser testigo de un cambio de época protagonizado por un
personaje excepcional.
-Laurent Monsengwo
Arzobispo de Kinsaca, Congoleño, 75 años
Los asuntos de familia y moral
lejos de ser solo un candidato
políticamente correcto para componer un consejo multirracial, ha
sorprendido en los asuntos de la familia y la sexualidad. Con gran
prestigio entre los misioneros de África, un continente azotado por el
sida, se muestra pragmático. «Pedimos a la gente que sea fiel. Si
alguien es fiel, no tiene sida. Y si no puede ser fiel, que pruebe
métodos para evitar enfermedades.El Estado fomenta el uso de
preservativos. Lo aceptamos, solo si no obliga a comprarlos con fines
comerciales».
-Pietro Parolin
Secretario de Estado. Italiano. 59 años.
Mediar con Cuba y la curia
Es la última incorporación al consejo de
cardenales, que empezó como el C8 y ahora es el C9. Parecía que era un
nombramiento obligado para dar a entender a la curia que no se la
circunvalaba. Pero ha resultado ser un mediador nato. Demostró sus dotes
diplomáticas en las reuniones secretas entre Cuba y Estados Unidos, que
desembocaron en el histórico acuerdo entre Obama y Raúl Castro. Su
misión es servir de correa de transmisión entre la curia y el equipo
papal.