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lunes, 13 de enero de 2020

UN CAFÉ EN EL AVIÓN.


Con mucho frío y temprano el lunes 13 de enero del 2020 me dirijo al aeropuerto Leonardo Da Vinchi porque se ha terminado por ahora la visita a esta ciudad, primero me subo a un tren y luego a un bus,  voy observando en el recorrido los diferentes templos históricos de Roma y llego a esta oficina aeroportuaria a las 10:30 de la mañana, con la ansiedad de beber una taza de café. 
Después de varias horas de espera a las tres de la tarde 26 minutos despega el avión de la línea Ryaniar destino al aeropuerto del Prats de Barcelona. Espero que con temporal de frío no haya alguna que otra turbulencia. 

Antes una aeromosa con una silueta encantadora da  instrucciones de como abrocharse el cinturón de seguridad y en caso de un accidente cómo tiene que utilizarse los diferentes accesorios de salvamento, unos pasajeros escuchan otros no porque van con sus auriculares escuchando música ó viendo algún programa de cine o televisión. No es que la aeromosa sea muda porque mientras hace señas como se pone el cinturón o el salvavidas, de manera sincronizada se escucha una grabación en varios idiomas de las señas que ofrece a los pasajeros, unos andan tan despistados que ni siquiera se han abrochado el cinturón.
El vuelo ha sido tranquilo y por primera vez me compré un café capuchino en ésta línea aérea Rynair, recuerdo que la primera vez que viaje a países de Unión Europea creía que las bebidas y comidas eran gratuitas y me alegré mucho cuando miré el carrito con las bebidas frías y calientes y luego me enteré que eran pagadas me desanime y no adquirí una bebida porque no andana dinero disponible, ahora si andaba Euros y me compré un café Capuchino que me costó tres Euros que equivalen aproximadamente mas de en 80 Lempiras. Esto me hizo recordar cuando viajé con mi esposa (Dios tomó la decisión de llevársela al cielo en junio del 2019)  hice un esfuerzo por no llorar cuando hice memoria de sus ocurrencias  y de su actuar en éstos viajes a Europa. 
Quienes beben café saben que es una bebida que ingieren antes del desayuno, quienes no lo beben a primeras horas de la mañana lo hacen antes o después del almuerzo compartiendo con un grupo de amigos, o lo hacen pasadas las dos de la tarde. 

El vasito de café Capuchino estaba riquísimo y lo mejor fue que estaba caliente y lleno, no como el que venden las máquinas de la estación del tren en Roma que no llega ni la mitad del vasito transparente. 
Luego que las azafatas pasan con el carrito de bebidas y comidas terminan esta actividad, ahora reparten un catálogo para quienes deseen comprar algún perfume, reloj y otros artículos cosméticos y según expresan son los mejores precios y finalizan ofreciendo a la clientela viajera compre un boleto donde se rifa más de un millón de Euros para apoyar a fundaciones. 

El vuelo ha sido tan tranquilo y que el café riquísimo que me tomó por sorpresa cuando el avión aterrizó en la pista del aeropuerto El Prats, de Barcelona 12 Minutos ames de lo anunciado por la aeromosa.
La pregunta es: A quién no le apetece una taza de un buen café y que la comparta con una porción de repostería, o como decimos en Honduras con una semita, un par de rosquillas o pan yema al son de una buena conversación con su familia o su grupo de amigos?. 

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