EL ABRAZO Y EL CONFINAMIENTO.

En el inicio de la cuarentena en Honduras a partir del 16 de marzo del 2020 nunca imaginé que necesitaría un abrazo durante el confinamiento, y muchas cosas que he vivido en éstas seis semanas, me hace recordar una frase que mi amada Rosa Elia Flores Figueroa en muchas ocasiones repetía, y la semana que Dios se la llevó al cielo me dijo  "Mira con qué ganas se dan un abrazo", le puse la mano en su hombre y le respondí : "Así te los doy Yo esos abrazos y mejores". 

En una situación sin precedentes en Honduras  como consecuencia del virus del Coronavirus vivo en carne parte de los efectos del encierro, para evitar el contagio de una enfermedad que tiene de rodillas al mundo. Esa frase que a menudo repitió mi esposa aprendí a darle el verdadero valor al estrechón, y ahora más que nunca por eso siento una paz cuando recibo una abrazo de personas que me demuestran sinceridad y aprecio.
Guardo en mi memoria la noche del mes diciembre de 2017 cuando junto a mi esposa llegamos al restaurante El Sarten y de manera expontanea doña Rosa Elia Flores le dijo a la ingeniera Gloria Maldonado con su original sonrisa :"fíjese que usted me cae bien" ella le respondió "Usted también Rosa la admiro y es mutuo el aprecio", se dieron un fuerte abrazo y la felicidad de mi cónyuge era impresionante. 

En más de una ocasión he dicho a muchas personas que desearían que esos apretones de que soy objeto duracen una eternidad porque siento que me hacen sentir super bien, siento paz, tranquilidad y pienso que vienen del corazón. En más de una ocasión hago esfuerzos por no emocionarme mucho cuando siento el estrechamiento de los brazos, por el mensaje que sugnifica  en estos momentos de dolor y angustia. 

Este confinamiento en Honduras por culpa del virus del Coronavirus quiero que termine pronto para dar un abrazo a la familia que siempre estará a mi lado, a las amistades y aquella persona que está esperando una en señal de cariño y consuelo.