Vistas de página en total

sábado, 11 de abril de 2020

ALEGRÍA AL DEJAR EL ENCIERRO POR UNAS HORAS.

Alegría mucha alegría, la que viví la mañana del sábado 11 de abril del 2020 luego de cuatro semanas de confinamiento cumpliendo al pie de la letra las normas de prevención implantadas por las autoridades del gobierno para evitar el contagio del virus del Coronavirus, logré salir con la compañía de mi hijo mayor a la farmacia, con las calles vacías en una vulnerable capital de Honduras, Tegucigalpa.
Encantado viendo para todos lados y en el tiempo menos pensado ya estaba en la farmacia, estaba completamente sin clientes y los empleados cada uno con mascarillas y guantes, compré el medicamento y acto seguido rumbo a otra farmacia, porque están vendiendo en forma limitada las medicinas. Es el instante de abastecerse porque en este país muchos empresarios acaparan los productos para subirles el precio y tener ganancias en plena temporada de la pandemia.
Luego de realizar compras de medicinas hay que apresurarse para llegar al supermercado porque hay un horario especial de siete de la mañana a nueve de la mañana hoy sábado Santo o de Gloria, para los adultos mayores o discapacitados. 
EN EL SUPERMERCADO.
En minutos llego entusiasmado al supermercado con la respectiva lista de productos pero no vi mi reloj que había pasado la hora, y me enteré cuando dos militares vestidos de verde y sus respectivas mascarillas me recuerdan que no podré ingresar porque llegué después de la hora, seguí mi camino y en el ingreso al supermercado un empleado del supermercado me pidió la identificación si la terminación del  número de mi tarjeta de Identidad terminaba en cero para poder ingresar y al verificar también mi edad me  dice :"lo siento señor el horario para adultos mayores ya finalizó " traté de explicarle porque no llegué la hora pero no fue posible convencerle y le agradecí la atención y me retiré. 
A saber que clase de necesidad observaron policías y empleados de ésta empresa que cuando me encaminaba a abordar el vehículo para regresar a casa, escuché "señor regrese por favor" para que hiciera las compras, corrí con un niño como cuando le dan un juguete y tomé una carretilla, era tanta la emoción que hasta olvidé comprar todos los productos que llevaba en la lista; ir al supermercado es una de las cosas que más disfruto y luego de cuatro semanas de confinamiento pues me sentía feliz en éste lugar. Gracias por la colaboración a autoridades y empleados del supermercado La Colonia situado en uno de los costados del anillo Periférico de la ciudad de Comayagüela por colaborarme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario