Cada año y en cada Semana Santa en Honduras se pone de moda la venta y consumo de pescado seco, y en 2018 no ha sido la excepción donde la población hondureña en especial las mujeres corren a los supermercados y mercados en busca de este producto que esté en buen estado y así preparar la tradicional sopa de pescado seco.
Los vendedores ofrecen a la clientela una diversidad de pescado seco como: robalo, curvina, mero, cecina, pargo, tilapia y otras variedades, ratificando que están llevando el mejor de los pescados secos.
El gran problema es la calidad que exigen los compradores, y éstos desconociendo cuándo un buen producto cumple con las condiciones sanitarias, fácilmente en algunas ocasiones el producto alquirido que no pasó por los controles sanitarios y esto lo constatan hasta que es preparada la sopa, allí se dieron cuenta que el pescado seco no es del que les hablaron los vendedores y, seguro que no regresan y si lo hacen es para formalizar el reclamo.
Pero así como hay vendedores que no actúan de buena fe y con técnicas de convencimiento logran atrapar al cliente, hay vendedores que si actúan de buena fe y orientan a sus clientes de cómo deben descubrir cuando el pescado seco que compran es de calidad, estos clientes con seguridad regresaran al negocio donde les supo orientar.
Pero así como hay vendedores que no actúan de buena fe y con técnicas de convencimiento logran atrapar al cliente, hay vendedores que si actúan de buena fe y orientan a sus clientes de cómo deben descubrir cuando el pescado seco que compran es de calidad, estos clientes con seguridad regresaran al negocio donde les supo orientar.
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