Los guantes que Luis Buba
López usó en el Mineirao de Belo Horizonte ante República de Corea ya deberían
estar viajando hacia algún museo hondureño. No habrá otra pieza que pueda
representar mejor la histórica clasificación a las semifinales del Torneo
Olímpico de Fútbol Masculino Río 2016 de Honduras, primer equipo
centroamericano en la historia del certamen en estar entre los cuatro primeros.
Aunque la carrera de 60 metros a toda velocidad de Romell
Quioto haya sido imperial, por más que la definición a un toque y a la carrera
de Alberth Ellis pareció de cirujano, los catrachos
jugarán en el Maracaná ante Brasil por los reflejos felinos de Buba.
“Todos los jugadores son importantes, pero a Buba tenemos
que hacerle un agradecimiento. Fue especial, extraordinario como se lo dije y
es parte de esto. Con un gran arquero podemos hacer grandes cosas”, lo elogió
en la conferencia de prensa el seleccionador Jorge Luis Pinto, uno de esos
entrenadores que no regalan menciones a un jugador en particular.
“Un arquerazo sin dudas. La figura. Nos ha salvado y
esperemos que siga así, para el bien de todo el país. Le agradecimos en el
vestuario y le dijimos que siga así, que nosotros vamos a hacer nuestra parte”,
le agregó a FIFA.com
el central Johnny Palacios, el más experimentado del plantel.
Superhéroe enguantado y sin capa
El partido duró 90 minutos más los descuentos, pero la película con López sacando pelotas imposibles duró poco más que un entretiempo: 17. Entre los 38 y los 55, justamente con el descanso por medio, al arquero del Real España sólo le faltó la capa. Primero fue un manotazo en un remate envenenadísimo desde afuera del área que rebotó en un compañero y la pelota hizo una parábola que moría en gol. Después, el show que jamás olvidará Son Heungmin. Tres remates del 7, tres tapadas del 1, una más inverosímil que la otra. Todas con la mano izquierda.
El partido duró 90 minutos más los descuentos, pero la película con López sacando pelotas imposibles duró poco más que un entretiempo: 17. Entre los 38 y los 55, justamente con el descanso por medio, al arquero del Real España sólo le faltó la capa. Primero fue un manotazo en un remate envenenadísimo desde afuera del área que rebotó en un compañero y la pelota hizo una parábola que moría en gol. Después, el show que jamás olvidará Son Heungmin. Tres remates del 7, tres tapadas del 1, una más inverosímil que la otra. Todas con la mano izquierda.
"Es complicado decir si fue la mejor actuación de mi
carrera. Me sentí bien pero el trabajo lo hizo todo el grupo, más que mi
actuación. Estoy feliz por la clasificación", dijo en conferencia de
prensa el superhéroe catracho, que fuera de sus 17 minutos inolvidables tuvo
otras buenas tapadas, pero más mundanas.
No es la primera vez en el torneo que Honduras se entrega
a sus manos. En el encuentro de primera ronda ante Portugal también hizo cuatro
atajadones. Los centroamericanos perdieron 2-1 y pareciera que esos goles
evitados no tuvieron importancia en el camino actual. No es así: el equipo pasó
de fase por apenas un tanto a favor de diferencia con Argentina.
Lejos quedó el tiempo que, ya con 17 años, en el Real
España no lo aceptaron por ser demasiado bajo. No llegaba al 1,83m que tiene
hoy con 22. Pero la persona que lo había observado insistió y, poco tiempo
después, lo aceptaron. Su ascenso fue meteórico: en 2013 debutó en Primera, fue
campeón hondureño atajando penales decisivos y en 2014 fue el tercer arquero de
su selección en la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014™. En 2015 tuvo su
bautismo internacional. Detuvo otro penal.
Pinto lo seleccionó para el equipo olímpico y él
respondió de la mejor manera, llevando el éxtasis a un vestuario que lo venera
y que no quiere conformarse con lo que alcanzó: "Lo hemos disfrutado como
una familia. Me llena ver a mis compañeros felices. Ahora se nos viene a la
mente todo el trabajo que hicimos, el sol, el duro trabajo, pero esto todo se
lo debemos a Dios. Estamos
contentos, pero queremos seguir haciendo historia".( Tomado de FIFA.COM)
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