Mata-dor
JAVIER GóMEZ MATALLANAS
Será
porque no tiene buena prensa en nuestro país, pero lo cierto es que al
ahora entrenador del Bayern de Múnich no se le hace justicia en España a
pesar de todos los méritos que ha hecho para ello
Pep Guardiola
no cuenta con buena prensa en España. No fue bien ponderado su
histórico paso por el FC Barcelona, al que convirtió en el mejor equipo
de todos los tiempos al conseguir ganar seis títulos en un año
por primera vez en la historia y logrando aquella gesta jugando siempre
al ataque, defendiendo con el balón, presionando al rival sin
permitirle siquiera atacar y yendo siempre hacia arriba, tocando y
tocando y tocando. Y su actual trabajo en el Bayern Múnich tampoco está siendo destacado porque se supone que al frente del equipo bávaro debes ganar siempre. Pero hacer ganar al Bayern cambiando su filosofía de juego es algo muy difícil de realizar que está consiguiendo Guardiola.
En
los análisis simplistas que realizamos en España se da por hecho que el
Bayern debe vencer, y hasta golear, a todos sus rivales en la
Bundesliga. En su estreno, Guardiola ya consiguió el récord de conseguir
la Bundesliga antes que nadie en la historia.
Y no es tan sencillo ganar en Alemania.
Lo comprobamos en los octavos de final de la Champions cuando el
Schalke 04 estuvo cerca de dar la campanada en el Bernabéu con el actual
campeón y el Bayer Leverkusen casi se carga al subcampeón, que sólo
pudo batirle en la tanda de penaltis.
En ese doble enfrenamiento
hispano-alemán se comprobó, con las dificultades que pasaron Real Madrid
y Atlético de Madrid, que lo que hace el Bayern de Múnich en la
Bundesliga, donde la diferencia en el reparto de los derechos de
televisión no es tan abismal como en España, no es tan fácil, como
comprobaron dos de los mejores equipos de España y de Europa ante el
Schalke y el Leverkusen.
Analizando otras dos eliminatorias de los
octavos de final de la actual edición de la Liga de Campeones, la
figura de Pep Guardiola también resulta engrandecida.
Mientras que el
Chelsea jugó el partido de vuelta ante el París Saint Germain 90 minutos
(incluida la prórroga) con superioridad numérica por la expulsión de
Ibrahimovic y parecía que era el conjunto de Mourinho el que jugaba con
un futbolista menos, el Bayern de Múnich lo hizo con uno más (durante 87
minutos) ante el Shakhtar Donetsk, y parecía que el equipo de Guardiola actuaba con tres jugadores más
que su rival por la apuesta atacante de su entrenador, que vive en una
investigación permanente de cómo buscar distintas y nuevas fórmulas de
ataque.
Respeto al país que le da trabajo
Llegar a Múnich y dar su primera rueda de prensa en alemán, como hizo Pep, demuestra un amor por su profesión
y un respeto por el equipo y el país que le da trabajo admirable,
además de una gran capacidad de trabajo y un buen oído para los idiomas.
Por el contrario, en España tenemos ejemplos de futbolistas (Bale,
Kroos o Mandzukic) y técnicos (Moyes) para los que no es prioritario
manejar el idioma del país en el que trabajan. Algún entrenador
hispanohablante encuentra dificultades para aprender un idioma y
eso le ha frenado a la hora de aceptar ofertas de equipos extranjeros.
A
algunos de sus amigos más románticos no les gustó demasiado su elección
del Bayern Múnich. Aseguraban que tras el Barça acometería una aventura
en un equipo menor como el Brescia. Pero decir que no a una oferta del
Bayern Múnich no era una opción para Guardiola, que llegaba al sitio
perfecto para seguir su búsqueda de la perfección.
Porque no hay un club en Europa que respete más al fútbol
que el equipo de Beckenbauer, como bien reconoció Zinedine Zidane hace
unas semanas cuando fue a Múnich a estudiar los métodos de entrenamiento
de Pep.
En España no se valora ni se reconoce a Guardiola
como uno de los genios de los banquillos de la historia del fútbol.
Quizás deban pasar unos años para darle el mérito que se merece. Pero
Pep ha sido un revolucionario, junto a Luis Aragonés, salvando la
diferencia generacional, que ha conseguido demostrar que es más fácil
ganar jugando bien y bonito y al ataque, que mal y feo y defendiéndote.
Guardiola ha confirmado que se puede ganar con siete, ocho o nueve
futbolistas por delante del balón y con cuatro, cinco, seis o siete
atacantes en la alineación titular, como hizo en el Barça y como está
haciendo en el Bayern.
Una de las bases de Pep Guardiola es su equipo de trabajo.
Manel Estiarte y Lorenzo Buenaventura son
su mano derecha y su mano izquierda. Su apoyo es fundamental y no
escatima recursos en reconocerles su importancia, algo que a otros
entrenadores de éxito en la actualidad les está costando hacer por más
que luego su filosofía la basen en el concepto de equipo, equipo,
equipo.
La última palabra, el entrenador
Contaba
Luis Aragonés en una tertulia futbolera, una tarde de agosto en 2013 en
la costa gaditana, que Guardiola le había pedido que fuera a Barcelona
para hablar de fútbol con él y que por unas cosas o por otras no se
habían podido ver. Contaba Luis en ese encuentro que un día Guardiola se
levantaría y no sabría ni por dónde hincarle el diente a un
entrenamiento.
Contaba Luis Aragonés que eso le pasó a él cuando llevaba
diez años de entrenador, que de repente sintió que no sabía nada.
Contaba Luis que eso les pasa a todos los entrenadores. Cuando a
Guardiola le eliminó justamente el Real Madrid la pasada temporada en
Champions, Pep refrendó sus convicciones futbolísticas y decidió que
aunque se puede intercambiar opiniones con sus jugadores, la decisión
final no se hace de manera asamblearia y que la última palabra la tiene
siempre el entrenador.
Las ganas de aprender de Guardiola permanecen inalterables. Como su amor por el fútbol y su ambición por ganar y jugar bien. Hará historia en Alemania
y luego, probablemente, porque en el fútbol todo puede cambiar en el
último minuto, seguirá buscando fórmulas de ataque y resolviendo
ecuaciones defensivas en Inglaterra, puede que en el Manchester United, ese equipo que le ganó una Champions en el Camp Nou al Bayern en el tiempo añadido… (Tomado del Confidencial de España)
No hay comentarios:
Publicar un comentario