El Semanario Fides, diario impreso de la iglesia católica de Honduras, en su publicación semanal publico en su editorial del domingo 1 de febrero del 2015, y de manera íntegra reproducimos:
"Son miles de peregrinos, venidos de todos los rincones del país, quienes
están acudiendo a venerar a la imagen de la Madre de Dios, en la aldea de
Suyapa. Una imagen, cuyo hallazgo, es una muestra particular del amor que Santa
María, Virgen y Madre, ha manifestado hacia el pueblo de Honduras.
Ya hace 268 años, que un humilde labrador, encontró la pequeña estatua tallada en madera de cedro, de apenas 6.5 centímetros de altura.
Ya hace 268 años, que un humilde labrador, encontró la pequeña estatua tallada en madera de cedro, de apenas 6.5 centímetros de altura.
La trasladó a su hogar en Suyapa, donde se le reconoció como una réplica
de la Virgen María, pero con apariencia nativa. Lo cual fue el
inicio de una veneración que llegó a suscitar una profunda devoción e
iniciativas de oración entre los moradores de esa comunidad.
Estas manifestaciones de fe popular, se fueron profundizando, al recibir
respuesta varias peticiones formuladas por los fieles, en las distintas formas
de oración litúrgica que se han desarrollado en este culto mariano. Respuestas
entre las cuales se han confirmado muchos milagros, que se han ido sucediendo a
lo largo de los años, en diferentes lugares de la geografía hondureña.
De ahí la extensión del culto a la Virgen de Suyapa en toda la nación. Lo
cual dio inicio a las peregrinaciones masivas, las cuales fueron siendo más
numerosas hasta nuestros días, en que se desborda la capacidad de su santuario
y también la aldea. Es un acontecimiento de grandes multitudes, dispuestas a
dar sus muestras de fe y esperanza rindiéndole culto a la Virgen María, bajo la
advocación de Nuestra Señora de Suyapa.
Fue en 1925, cuando el Papa Pío XI declaró a Nuestra Señora de Suyapa como
Patrona de Honduras, señalando el 3 de febrero como el día de su fiesta, con
misa y oficio propios. Su santuario, ubicado en una de las partes más cercanas
a la capital, se torna en ocasión de su fiesta, el centro de reunión de la
feligresía católica, proveniente de todo el país.
Desde todas las diócesis de Honduras, llegan hasta Suyapa distintas
representaciones de parroquias y movimientos eclesiales, con cantos, rosarios y
la participación activa en las Eucaristías. Así revitalizan sus compromisos de
discípulos y misioneros, trabajadores en la extensión del Reino de Dios,
Quienes peregrinan a Suyapa, son movidos por su compromiso eclesial, y por
ello están dispuestos a soportar cualquier incomodidad del viaje y de la
estadía. Lo que buscan es lograr un avivamiento de su fe, que les permita
alcanzar una conversión espiritual más profunda, para aumentar su amor a la
Virgen María y a Dios. Amor que se manifieste en una entrega de servicio
solidario y evangelización del prójimo, especialmente a los pobres y a
los excluidos.
Es realmente edificante visitar Suyapa durante los últimos días de enero e
iniciales de febrero. Allí encontramos las vivencias más elocuentes de la fe
católica que profesa el pueblo hondureño. Y se genera un ambiente espiritual
donde se percibe muy fuerte y muy viva la presencia de Dios, en las
manifestaciones orantes del pueblo creyente.
La fe de estos peregrinos debe ser un ejemplo a imitar. Ya que unidos por
la devoción a la Virgen de Suyapa, los ciudadanos hondureños pueden eliminar de
raíz el estigma de la violencia, que tiene sumida a la nación, en una ola de
inseguridad ciudadana. Inseguridad que está siendo combatida, pero que aún
persiste una fuerte actividad delincuencial. Una muestra palpable de la
necesidad de seguir luchando por alcanzar la paz social.
Este apogeo de fe católica, con motivo de la fiesta de la Virgen de Suyapa,
constituye una bendición para Honduras. Pues da sentido cristiano a la
existencia de quienes participan y les concede un sentimiento de viva esperanza
y fortaleza, por un futuro mejor. Con el entendimiento claro de que todos los
hondureños son responsables del futuro de la nación.
Que las múltiples y profundas carencias que sufren la mayoría de los
hondureños a causa del desempleo, las enfermedades, la ignorancia, la pobreza y
la exclusión, pueden tener solución mediante la acción coordinada y
decidida de todos los sectores.
Que la ciudadanía sea capaz de crear un ambiente de paz y unidad, en el cual se puedan establecer diálogos constructivos y lograr consensos.
Que la ciudadanía sea capaz de crear un ambiente de paz y unidad, en el cual se puedan establecer diálogos constructivos y lograr consensos.
Y así forjar una patria donde imperen la justicia y la equidad, en un
ámbito de transparencia y rendición de cuentas.
Meditemos las Palabras del Señor Jesús: “Mujer, ahí tienes a tu hijo…. Después dijo al discípulo: Ahí tienes a tu Madre”.
Meditemos las Palabras del Señor Jesús: “Mujer, ahí tienes a tu hijo…. Después dijo al discípulo: Ahí tienes a tu Madre”.
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